sábado, 6 de febrero de 2016

Día VII

No es un secreto que cada vez que cierro los ojos
la imagen de tu figura viene a mi mente, 
y no quieras saber el número de veces que cierro los ojos a lo largo del día.

Que cada vez que escucho una canción, todos los estribillos hablan de ti, 
aunque tu no lo sepas. 
Incluso el viento se atreve, en los otoños más gélidos, 
a susurrar tu nombre en mi oído los días que me dedico a aplastar 
hojas secas por el parque.

Aplastar, curiosa palabra, así quede más o menos yo.

Que intento huir unas 623 veces por semana, y tome el camino que tome
siempre termino sentada en ese estúpido banco medio roto frente a tu ventana.

¡Qué estúpida! Como si fueras a volver a asomarte alguna vez más a esa ventana…

No es un secreto que te quise, como nunca nadie lo había hecho, y como 
ya nunca nadie lo hará. Que me quisiste, el primero, y por ahora, el último.

No es un secreto que te extraño, como la luna echa de menos al sol cada día. 
Como el polo norte al polo sur. Como el otoño a las margaritas. 

Sabiendo que estás ahí, sin estar. 


1 comentario:

  1. Qué difícil cuando esos recuerdos quieren seguir, aunque ya no vayan a ningún lado... Qué decir si ya he estado en esos zapatos. Se quedan aquí dentro y nos quitan las fuerzas, nos dejan sin poder hacer nada, solo pensar y pensar y esperar a que quieran irse, a que el viento o el tiempo se los lleve.

    Se vale estar estar unos días triste.

    Pero es un gustazo saber de ti Olivia. Un abrazo.

    ResponderEliminar