La primera vez que la vi contoneaba sus caderas por el barrio de Lavapiés a ritmo de Florence Welch.
La segunda vez que la vi me besaba como si el universo fuera a explosionar en ese instante.
La tercera vez que la vi gritaba al mundo, desde las tetas de Vallecas, las ganas que
tenía de vivir.
No recuerdo en qué momento fue, pero sé que ahí, me enamoré
de ella.
De su belleza y de su caos.
Aprendí a escuchar Madrid, a sentir la música y a admirar la
vida.
Siempre que paseábamos por las calles de la Latina me decía “mira
hacia arriba”. Y aunque
no podía parar de mirarla a ella, lo intentaba, y me enamoraba más.
no podía parar de mirarla a ella, lo intentaba, y me enamoraba más.
De la Latina a su casa, de su casa a su cama, de su cama a
su ombligo y de su ombligo al cielo.
Era mi musa, mis ganas y mi Maga.
La última vez que la vi, cruzaba el Puente del Rey bajo la lluvia, una vez más iba sin paraguas, disfrutando.
Una vez más, ella no me reconoció.
A mi me duele que no me duela.
ResponderEliminarLa última vez que yo la vi estaba rodeada de paraguas, y no utilizaba ninguno.
Además, era yo la que lloraba. Éramos nosotras.
Una preciosidad... Un grato placer haberte descubierto y léido. Un besito, pásate por mi blog si te apetece <3
ResponderEliminarhttp://solargente.blogspot.com.es/