lunes, 14 de marzo de 2016

Día IX


Cuando ya no creía en el amor, apareces tu y me enseñas a creer en el café de los lunes
y las cosquillas de los martes. 
Llegas y veo lo bonito que es dormir juntos y que gritar en silencio también es posible. 
Entras de puntillas un miércoles para comer pasta y enseñarme que, cinco años después, 
sabes incluso menos que yo de alemán, y ahora tengo esperanzas en esa asignatura. 
Cada jueves nos saltamos la última clase para merendar juntos, porque ya probamos eso 
de no vernos y salió bastante mal, y me enseñas que los bocadillos de tortilla son totalmente
compatibles con los cafés, y que los cafés pueden ir seguidos de cervezas, y las cervezas de 
caricias.
Los viernes solemos decirnos adiós, y me enseñas a echar de menos y a desear que llegue el 
lunes para volver a gritar en silencio y pelearnos por el mejor sitio de la cama. 

Maestro de maestro, cuando ya no creía en el amor, llegas tu y me enseñas a creer en nosotros.




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